Al adentrarse el viajero del Camino del Cid en la comarca de Gúdar Javalambre (Teruel), una de las cosas que primero le llamarán la atención son la proliferación de campos vallados con plantaciones de encinas en hileras ordenadas, que más de uno confundirá con reforestaciones. Se trata de cultivos privados de trufa negra (Tuber melanosporum), un hongo subterráneo de gran valor culinario que ha revolucionado la economía local y buena parte de los paisajes de la provincia. Para su cultivo se plantan encinas truferas; esto es, planteros de encinas adaptadas al hábitat del entorno, en las que previamente se ha realizado un tratamiento en la raíz para alojar el micelio del hongo para que se desarrolle en simbiosis. 

La recolección se realiza en invierno por medios manuales gracias a la capacidad olfativa de un perro adiestrado ya que la trufa se encuentra enterrada alrededor de la encina sin dejar indicios de su existencia. Su intenso aroma y sabor atraen a los jabalíes, por lo que resulta imprescindible vallar los campos para evitar que arruinen la cosecha. En paralelo, el alto precio que la trufa adquiere en el mercado atrae a furtivos, por lo que muchas de estas explotaciones cuentan con sofisticados sistemas de vigilancia.

En esta jornada vivirás algo único, seguro que en ningún sitio puedes ver y aprender tanto como en esta actividad dedicad a la trufa.

Teruel es uno de los mayores productores mundiales de Tuber Melanosporum, la aromática trufa negra, y los franceses en su gran mayoría, vienen a esta comarca turolense a llevársela a su país para venderla como trufa del Périgord y a lucrarse gracias a la poca cultura que hay en España en este tema y a la poca valoración que le ofrecemos.

En ToroBiker nos hemos propuesto reivindicar esta actividad, explicar su proceso de cultivo, su conservación y avisar sobre el fraude en su venta a todos los niveles.